Ya casi a mitad del año 2024.
Después de una serie de crisis post decembrinas, asi como decepciones de intentos laborales decidí darle otra oportunidad a mi diario.
A veces el momento es correcto, ¿no?
En medio de estos 6 meses de crisis profesional estuve jugando con fuego un par de veces. Algunas, como parte de mi expresión de lo poco que quedaba por hacer con mis placeres existenciales.
Uno de esos placeres al cual llamaré Ayaz, lo conoci en una de esas redes sociales sosas, utilizadas por unos para encuentros casuales (en su gran mayoria) y por otros en su ingenuidad (o suerte) de encontrar el amor verdadero.
Quise darme la oportunidad de encontrar algo divertido que me sacara de mi quicio diario por no poder encontrar un trabajo decente. Ayaz surgió como una "dulce casualidad". Ya acostumbrada a las citas incomodas donde los temas de conversación se limitaban a las costumbres familiares y experiencias en la misma aplicación, mi expectativa sobre mi primer encuentro con él no fue mayor a lo que ya había vivido.
Para mi sorpresa, resultó ser una idealización perfecta, (en su mayoría) de todo aquello que alguna vez había amado en el pasado, en lo que yo llamo aún "mi primer amor verdadero": Apuesto, alto, con confianza que podía incomodar en multiples primeras situaciones, acento extranjero, inglés descompuesto y una profesión importante en un puesto importante de una empresa internacional.
Ayaz habia llegado a mi ciudad desde su país hace unos cuantos meses, y sin embargo su presencia intimidaba en cierto grado, que me hacia preguntarme si mi suerte pudiera ser de esas historias que una ve en las redes sociales sobre amor a través del mundo.
Aun puedo recordar su mirada profunda sobre mi.
No se que sea sobre los extranjeros o nosotros los mexicanos que nos es un concepto muy incomodo el ver a los ojos sin titubear, pero el lo hacia a la perfección. Aunque no se si ahora interpretarlo como uno de esas red flags que pude haber identificado a tiempo.
Ayaz cumplía con todo aquello que he visto en las películas. Un ser que te llena de halagos sinceros, mirándote a los ojos, con una mezcla de seducción y romance. ¿Que mas podía pedir? Ese fue mi primer error. No lo sabia y después lo supe, pero ya fue muy tarde.
Salidas casuales, en las cuales las señales eran tan revueltas pero tan contundentes que era un montón de seguros "quien sabe que". Es tan ridículo. Me lo imagino como una de esas situaciones donde haces una inversion sin capital en los bolsillos y solo un rostro y palabras rimbombantes que llenan la habitación, convenciendo a los inversionistas mas ingenuos (y estúpidos)
Pero era absurdo sabes, TAN ABSURDO que aun hoy se me haría imposible ignorar las señales. Todo con él era perfecto. Las citas, las bebidas, las cenas, las caricias, los elogios, el agarrar de manos, INCLUSO LA MALDITA MUSICA DE FONDO que nos rodeaba hasta ultimo momento parecía puesto con intensión.
Lo vi como señal divina que, tal vez el, valdría la pena, tal vez esta ocasión era diferente. (Creo que ya puedes ver a donde voy con todo esto)
Después de 3 cortos meses donde tuvimos salidas en carretera, y mas encuentros de ensueño, recurrí a él para una compañía de compensación, después de 2 raras semanas donde no supe nada de él (justificado por trabajo, acorde a él)(SI COMO NO) Me encontré en su apartamento con una serie de evidencias que no era la única visita reciente que había tenido en esos días (o incluso podemos decir 2 semanas, ¿no?)
Caí en ansias y frustración, ¿quién era ella?¿cuanto tiempo tendría viéndola?¿trabaja con el?entre muchas mas preguntas. Pero ya no importaba nada. Había puesto mi propia trampa en el momento en el que asumí que las cosas eran tan especiales para mi como lo eran para él.
¿Pero cómo una persona puede fingir tan bien? Me invadió el terror. Nuevamente, algo que pensaba que sabía, se veía tan falso como mi planta caucho de la sala. Es que todos los planes, las salidas, las miradas, no valían ni la mitad de lo que yo había pagado.
Pagué con un poco de corazón, y solo ese poco bastó para fingir un problema personal y salir dramáticamente de ahi, con lagrimas en los ojos, a mitad de la noche, manejando por la ciudad mientras trataba de mantener la calma con mi vieja amiga al teléfono (manos libres, por supuesto).
Sentí mi confianza rompiéndose nuevamente. ¿Que había sido esto? ¿La experiencia de novia? Era indignante sumar a mi cabeza todas mis dudas con la auto-respuesta mas minimalista: No se había establecido la exclusividad.
¿Pero que...? ¿Dónde quedó el romance? Esto sólo me decía que en este corto tiempo todo había sido mas valioso e importante para mi que para él. Y no podía culparlo de nada. Ya tenia claro su punto. Yo no fui especial.
Y ahi quedaron mis esperanzas de romance de película. Suena cursi, lo sé. ¿Que tan poco o mucho debes romperte para dejar de creer en el amor? Tal vez solo estoy cansada, o tal vez esto no es para mi.
Supe, desde ese momento, que debía dejarlo, pero no podía, me vi tentada a dejar esa ventana abierta para un último encuentro y así fue. Después de una terrible cita, como por mera casualidad me llegó un mensaje de él, preguntándome como estaba (si su estúpida se encontraba bien) Y así fue, contestando sin una gota de dignidad pero mucha nostalgia me dispuse a proponer un encuentro de copas. Claro que él aceptó.
Llegando a donde él, no evite sentirme la mas penosa versión de mi misma, después de conversar e intercambiar un par de "I missed you" la noche se volvió como una mas a las de antes. Aun recuerdo como le dije que "ya entendía lo que quería" como si eso le dijera que yo habría aceptado sus cláusulas casuales de encuentros superficiales. Entonces al oírme, algo dentro de mi no se sintió bien, mientras veía su sonrisa de satisfacción.
Sabia que esas palabras no eran reales. Me oí a mi misma mentirme en algo que potencialmente podía causarme nuevamente un dolor que no podría soportar.
A la mañana siguiente, el ambiente tuvo un tono distinto. La vista de aquel lugar ya no era de ensueño, al verlo vestirse para trabajar ya no anhelaba abrazarlo. Me había roto. Ya me había desilusionado. Él no era quien imaginé.
Pero ¿realmente es él a quien culpar? Lo puse en un pedestal que no me había pedido.
Cometí un error y no había vuelta atrás.
Al subir al coche sentí su mirada y su sonrisa hacia mi. Asegurando un próximo encuentro que yo no iba a poder soportar.
Pasaron otras dos semanas después de dicho encuentro y sumergidos en preocupación y estrés de no encontrar trabajo. No había vuelto a buscarlo, era lo único en lo que mi dignidad no me dejaba caer, como si eso enmendara todo lo demás que había ya hecho. Y entonces un mensaje de él, nuevamente.
Ayaz sugería una cita de las que no se suponía la indiscreción. Donde la "experiencia de novia" se realizara nuevamente. Realmente me vi tentada a proponer algo pero ¿de que servía? ¿esto era lo que quería para mi? Quería a alguien que sabia que nunca existió. Alguien que me tomara por especial.
Me limité a seguir la conversación sin entablar nada, la cual finalizó con una propuesta de cita que nunca contesté. Estaba segura. Era lo correcto.
Bloqueé su numero, sin mentirte, con la esperanza de que él me buscara por otro medio. Pero no fue así, ni lo será. Ese capítulo ya lo había cerrado y esperar un esfuerzo extraordinario por parte de el, sería esperar que Ayaz era el príncipe que creí que era.
Han pasado un par de días desde que eso paso y sabiendo que no teníamos otro medio de comunicación, se que esa platica fue lo que colmó mis esperanzas de que las cosas fueran distintas. El esperaba sentimientos sin monogamia, cariños sin exclusividad: amor de rato. Lo cual he logrado antes, pero no con él. Es imposible con él.
¿Sus elogios habían sido reales o solo parte de su papel? ¿Me extrañará? Supongo que no importa. Me gusta pensar que aparezco en sus pensamientos repentinos. Que me recuerda cada vez que ve un gato. Que me recuerda cada que oye una de mis canciones favoritas. Sólo eso espero haber sido. Un bonito recuerdo.